Sunday, August 1, 2010

Las cocineras

-Ni tanto que queme al santo... -

¿Quién no ha tenido arrocitos en bajo? ¿Quién no ha sido arrocito en bajo de alguien? Muchos, casi todos. Y Andrés no es la excepción:

Él la conoció por coincidencia, como suele pasar en estos casos. El flechazo fue inmediato aunque no obvio. Cuando su amiga Luisa le dijo "Mira Andrés, ella es Silvana" él se presentó naturalmente: -"Hola Silvana, ¿cómo estás?" le dijo con sonrisa ganadora. Al principio él no le prestó mucha atención, precisamente porque no quería ser muy obvio. Esa noche la situación no pasó del juego de miradas típico dos personas que se gustan. Andrés sabía que toda mujer, comprometida o no, disfruta sentirse observada, siempre y cuando no sea de manera obscena, cosa que él nunca fue. Al final de la noche quedaron en hablar nuevamente, pero no hubo intercambio de números, correos, facebook, twitter, agendas, fluidos, ropa ni nada que se le parezca. Andrés confiaba en que se volverían a ver gracias a Luisa.

Fuente: http://bit.ly/c0l2rl
Un par de meses después había una celebración de los amigos de Andrés y Luisa, y ella invitó a Silvana. A pesar de que la noche siguió su curso normal -licor, música, baile, coqueteo, miradas- él no se imaginó jamás lo que pasaría después. Nunca había conocido a alguien que supiese manejar con tal maestría su sensualidad, alguien que supiera coquetear de manera tan clara y a la vez sutil. Casi que se podría decir que nadie más lo notó. Cada vez que bailaban juntos se sentían los corrientazos, la energía fluía entre ambos de una manera casi mágica. Los acercamientos hacían cortar la respiración de ambos. Y cuando no bailaban se seguían con la mirada... como retándose el uno al otro a no caer en las redes que cada quien tendió. Aún cuando alguno bailaba con otro no dejaban de mirarse. Ella lo miraba como diciéndole "yo no voy a caer en tu jueguito, yo sé que eres un perro". Él le devolvía las miradas con picardía y un "vas a caer. Ya caíste". Y aunque era la segunda vez que se veían todo estaba dicho. Era cuestión de tiempo: sus cuerpos no aguantarían mucho más.

Al finalizar la rumba el grupo decidió seguirla en casa de uno de ellos y allá fueron todos a dar pero fueron cayendo alcoholizados, uno a uno. Todos excepto Silvana y Andrés, que sabían que no fueron a emborracharse, sino todo lo contrario. La física química era latente, la vibra casi que se podía palpar con los dedos. Cuando sólo quedaba un amigo, este estaba sobrio. Así que la solución no era esperar que se durmiera sino despacharlo. Fue Andrés el que le llamó el taxi y lo acompañó a la puerta. "Chao Camilo, no llame cuando llegue, por favor". Cerró la puerta y se dio vuelta inmediatamente. ¡Oh sorpresa! ahí estaba Silvana, a escasos 30 centímetros de él. Muy sigilosa. Y muy oportuna. Prácticamente le leyó la mente a Andrés. Él sin esperar la besó con mucha pasión. Era un beso que estaba esperando por meses. Fue un beso de esos que se dan con todo el cuerpo. No se sabía quién lo había ansiado más.

Después de ese primer largo y apasionado beso se detuvieron y, como sucede en las películas, Silvana arrinconándolo contra la pared empezó a desabotonarle la camisa y le dijo al oído "Andrés, esto es sólo un reconocimiento de cuerpos, ¿ok?". Él sintió morir, no por lo terrible sino porque debía estar en el cielo, con angelito y todo. Esa mujer respiraba sensualidad por cada uno de sus poros. Las cosas siguieron como venían... y ambos se dejaron llevar sin importarles que a pocos metros muchos de sus amigos estaban durmiendo la borrachera. Por el contrario, lo disfrutaron. Fue una noche maravillosa.

***** *****

Siguieron saliendo, se veían con frecuencia, iban a cine, a compartir con amigos, él la recogía en su trabajo, ella a él... en fin, era una relación que avanzaba muy bien. Andrés estaba sinceramente comprometido con Silvana, como hacía rato no le pasaba. Le entusiasmaba la idea de enseriarse, sobretodo porque se entendían muy bien; se la llevaban de maravilla. Pero como suele suceder cuando las cosas son demasiado perfectas, ella empezó a alejarse. Ya no se veían tan seguido, ya ella prefería dormir hasta tarde un domingo. Ya no salían los viernes; ella se iba... "con mis amigas, Andresito. Es que desde hace rato estamos posponiendo esta reunión y ya me da cagada con ellas". Todo eso era cierto, y él nunca lo dudó pero no por eso le era más fácil. Un poco desconcertado Andrés optó por hacer lo mismo y se alejó. Empezó a salir sólo con sus amigos y ya no la invitaba a todo. Si Silvana quería ir, bien, pero si no pues él no iba a dejar de hacerlo. Sensato. 

Fuente: http://bit.ly/caYdE3
Como era de esperarse ella volvió a buscarlo. Las llamadas empezaban con un "Andresiiito, hooola!! ¿Por qué tan perdido, ah? No me volviste a llamar. Cómo te has vuelto de ingrato". Por supuesto el pendejo este cayó. Y se la creyó. Volvió a llamarla cada cierto tiempo para saludar, como para no dejar enfriar las cosas. Ella era un sol: le mandaba SMS cargados de sentimientos, le decía lo bien que se sentía con él. "Andresito, no sé por qué se me pasa tan rápido el tiempo contigo. Hacía mucho yo no duraba tanto en el teléfono. Es que contigo la paso genial". Pasado un tiempo, cuando Andrés sintió que las cosas volvían a tomar buen camino, Silvana cambió de nuevo su comportamiento. Las cosas se enfriaron y Andrés quedó de nuevo sin piso y extrañado.

Una noche de cervezas una buena amiga le dijo a Andrés: "mira, esa vieja lo que es es una cocinera. Ella es la cocinera y tú eres su arrocito en bajo. Ella pone a calentar el arroz pero cuando siente que se está calentando como mucho, pues lo enfría. Y cuando ya está frío, lo pone a tibiar un poco, hasta que llega al punto en que lo vuelve a enfriar. Es simple". Y sí. Tras pensarlo varios días Andrés se dio cuenta que es así, que Silvana sencillamente lo tenía para pasarla rico. De acuerdo, lo quiere, le interesa, pero no tanto como para tener una relación seria. Él era su arrocito en bajo y debía aceptarlo. 

Y lo aceptó, en el mismo instante en que decidió que aprendería a cocinar.

Friday, July 23, 2010

La primera tusa

Por @OmarGamboa
- Todo se paga en esta vida -

Gracias a Santiago -su mejor amigo de la infancia- fue que Andrés conoció a Paola, su primera traga. Y como toda primera vez, dejó recuerdos indelebles.

Paola era prima de unos primos de Santi, por lo que para alguna piñata familiar ella fue. Como era en la casa de Santiago, allá estaban Andrés y el combo completo. Cuando Andrés la vio quedo enamorado. Sí, eso era amor del de verdad. Él estaba seguro porque vio todo en cámara lenta. Vio como esa niña, pequeñita, flaquita, sonriente y encantadora caminaba muuuuy despacio regalo en mano, para dárselo a Dieguito, el hermanito de Santi. Pelo negro, largo y liso. Andrés no lo podía creer, es que era perfecta: 14 años muy bien vividos. Incluso parecía de 15. Andrés se imaginaba recogiéndola en su bicicleta, saliendo a comer helado y jugar maquinitas en las tiendas del barrio. No no no. Estaban hechos el uno para el otro.

Paola era de esas niñas que siempre se juntó con jóvenes mayores que ella, por lo que siempre fue más madura que sus contemporáneas. Donde debía haber muñecas, ella amontonaba cartas de sus muchos enamorados, cofres con collares, maquillaje y toda suerte de cachivaches propios de una adolescente crecidita. Visitar a Paola era soportar que los grandes de 18, de esos que ya se afeitan, llegaran a visitarla y él pasara a segundo plano. Paola salía a atender la visita en la entrada de su casa y Andrés jugando con el french poodle típico de quinceañera con plata. "Pero yo estoy ADENTRO de la casa, ¡JA! Si llueve, él se moja y yo no!". Nunca llovió.

La traga de Andrés era evidente. Esa niña le hizo sacar toda la creatividad de su ser. Fue por ella que él conoció la poesía de Benedetti. Fue por ella que él supo quién es Bécquer. En una ocasión, para su cumpleaños número 15, él dibujó y recortó en cartón las letras de su nombre (del de ella, no el de él, tampoco era tan pendejo) y en cada letra escribió un poema. Hoy en día Andrés agradece que no se llamara Margarita o Uldarica. Es que no tenía plata para tanto cartón paja. Paola quedó matada con ese regalo. Inmediatamente fue a su habitación, despegó un montón de cartas de su primer novio y pegó cada cartón P-A-O-L-A ocupando todo lo ancho de la pared. Andrés caminó orgulloso -bueno, flotó- como por una semana.

Luego de un buen tiempo Andrés no aguantó más. Esa tarde se dijo que Paola sería suya por fin, o moriría en el intento. Todo el parche estuvo de visita por allá, en esa tierra linda y lejana. Paola vivía a unas 40 calles del barrio de Andrés. Al final de la tarde cuando ya se regresaban, Andrés sacó fuerzas que no sabía que tenía y regresó a casa de la niña. Timbró. Paíto salió tan hermosa como siempre y abrió la puerta: "Hola Andresito, ¿qué pasó?" dijo con su sonrisa perfecta. Con toda la valentía que Andrés tenía le dijo "eeeeh... hmmmm... este... pa... pa... hmmmm... " ... "Pao, quiero decirte algo". De alguna manera le confesó su amor. Paola siempre lo miró sonriente y enternecida. "Esta nena es mía" se dijo Andrés. "Aquí fue". "Por fin sabré qué es dar un beso".

Al final de su discurso perfecto, escasamente ensayado unas 17 veces, Paola le respondió "Ay Andresito, tan lindo. Pero... es que tú sabes que yo terminé hace poco con Mario, yo ahorita no quiero nada con nadie". Ouch. Andrés sintió que el corazón se le achicaba. Como que se escondió detrás de los pulmones para no recibir el golpazo. Pero el bendito corazón ese no se ocultó bien porque allá sintió la bofetada.

De todas maneras no fue tan doloroso. Andrés se fue tranquilo sabiendo que era por una buena razón. Ella prefería estar sola y era lógico, luego de terminar con el desgraciado ese de Mario lo más obvio es que ella descansara un tiempo. Pero luego de ese tiempo sería suya. ¡JA!. Bueno... ¿y la tusa?

Pues la tusa vino luego, como a las dos semanas, cuando todo el combo fue a visitar a Paola y Andrés descubrió que ella y Santi eran novios (Es que Santi siempre fue el más popular de todos). ¡¡MALDITA SEA!! ¡¡MALDITAS MUJERES!! ¡NO ME VUELVO A ENAMORAR NUNCA! ¡¡LAS ODIO A TODAS!! -Hasta que conoció a Carito, su primer amor verdadero-. Según Andrés me dijo, luego, cuando él ya era novio de Carolina, vio llorar a Paíto por él, entregándole una cartita como las que él solía escribirle a ella, confesándole que no toleraba verlo junto a Carolina. Típico. Es que todo se paga en esta vida.


Monday, July 19, 2010

Los Romances de 10 minutos

Si me enamoro en un día, me desenamoraré… para tener la alegría de enamorarme otra vez… ♪

Otra categoría de mujer que podemos encontrar, es aquella que podemos ver  en algún medio de transporte, en la fila de un banco o incluso en algún bar. Es esa mujer que de entrada nos parece sensacional, que fácilmente puede ser la mamá de nuestros hijos, pero con la que siempre nos vemos en una situación como la siguiente:

Andrés va por el pasillo del avión, rumbo a la silla 17K, en un vuelo corto de aproximadamente 30 minutos. Mientras espera que varios de los pasajeros ubiquen el equipaje de mano en los compartimientos, observa detenidamente a una bella joven, de no más de 24 años, rubia, ojos claros que cruza su mirada con él, por cuestión de unos varios segundos.

- Con ésta me caso!  - se dice a sí mismo.

Seguidamente, continúa su paso hacia su asiento, no sin antes pasar por el lado de aquella hermosa dama, observándola y ella sin prejuicios, le entrega una linda sonrisa. Andrés continúa decididamente hacia su silla, pensando seriamente en cómo puede intentar conocer a esta señorita. Una vez en su asiento, no tiene cabeza para pensar otra cosa que no sea la chica de unas cuántas filas adelante. Se imagina hablando con ella, tomándose un café en cuanto termine su vuelo. Sin embargo, está devanándose los sesos pensando en cómo abordarla:

- Y si le pregunto la hora? – No, el celular tiene reloj. Qué cursi!
- Cómo te llamas? – No, muy directo.
- Qué tal el clima? – Loooooser.

Entre tanto y tanto empieza el vuelo y aún no encuentra la respuesta acerca de cómo abordarla. Mientras empieza el servicio a bordo, intenta mirar hacia adelante, para ubicar donde está su “próxima novia” y empezar a notar sus gustos. – Tal vez prefiera café que jugo… - Se pregunta a sí mismo. Alza su cabeza tratando de no ser observado y sin embargo, no alcanza a determinar cuáles son las preferencias de su dulce doncella.

Una vez está finalizando el viaje, empieza a sudar frío, porque está dejando que todo fluya. El avión ya se encuentra en tierra y la gente se levanta para recoger su equipaje de mano, mientras que Andrés intenta ubicar al nuevo amor de su vida.

Cuando empiezan a bajarse del avión, Andrés pierde el contacto visual… y una vez en tierra, empieza a mirar en todas las direcciones posibles, por donde pudo haberse ido. Finalmente después de unos 5 minutos de caminar rápidamente por el aeropuerto, la ve en la salida, dándose un tremendo beso con un tipo fornido y bien parecido. De repente se vuelve y cruza nuevamente mirada con el pobre Andrés y ella le sonríe, haciendo un gesto de despedida. Él se queda pasmado ante esta penosa situación, con sus mejillas sonrojadas y una inesperada sonrisa 

Wednesday, June 16, 2010

La Cuchi-Barbie (segunda parte)

Por @OmarGamboa

- Más sabe la diabla por vieja que por diabla -

(Aquí la primera parte)



Llegó ella muy cumplida en su carro negro y lo recogió. Él no sabía cómo saludarla pero Verónica le evitó el lío dándole sendos besos, que de nuevo le quitó el habla a Andrés. Ahí fue cuando él notó que la faldita que llevaba era bastante corta y que esas piernas se veían muy bien mientras ella conducía. No parecían piernas de una mujer tan madura como Verónica. Ella conocía muy bien a los hombres y sabía mil maneras para seducir, sin lugar a dudas. De camino Verónica le dijo "ven, pasemos por allí por Carulla y compramos algunas cositas". "Claro, el guaro, los paquetes de papas, los chicles... lo de siempre", pensó Andrés. Estando en Carulla ella se desvió y fue por queso, vino... y en la caja tomó condones y mentas. Andrés estaba fascinado.

En el carro él no podía apartar la mirada de las piernas de Verónica y ella lo sabía, porque cada vez lo provocaba más. Él no sabía para dónde iban, pero lo fue descifrando cuando notó que no era para el apartamento de ella. Terminaron entrando a uno de los moteles con mejor 'nombre' de la ciudad. Cuando vio el nerviosismo de Andrés, ella le dijo "fresco, yo pago". Entraron y Andrés vio todo muy diferente. En este la cama se veía hasta bonita. Había jacuzzi y sauna. "No, no, no. Esto es otro mundo". Seguramente Verónica ya había ido porque sabía exactamente cómo utilizar cada cosa. Cómo encender el sauna, el jacuzzi... mientras que Andrés sólo le atinó al On/Off del equipo de sonido. Ella magistralmente se quitó toda la ropa y le empezó a quitar una a una las de Andrés. Eso era como un sueño para él. Sentía por primera vez que se lo iban a comer, y no al contrario. Después de dejarlo completamente desnudo, lo tomó de la mano y lo llevó al jacuzzi, que había puesto a llenar previamente. Tomó un par de frasquitos y los desocupó en el agua. "Son las sales para la espuma, Andresito".

Entraron al agua y ella tomó el control de la situación. Literalmente. Al poco rato ella salió de allí, cubierta únicamente de espuma... escultural. Volvió con la botella de vino y dos copas, que empezaron a beber. De nuevo en la tina, fue donde Andrés aprendió para qué son las dichosas salesitas esas. Allí fue donde ella le explicó que los grifos no son sólo para sacar agua y que el chorro, las burbujas del jacuzzi, no es sólo para la espalda. Mucha información nueva para tan poco tiempo, pero Andrés supo desenvolverse satisfactoriamente. Ahí descubrió para qué eran las mentas heladas. No para después del queso, no. Sino para refrescar otros lugares de sus anatomías. Además entendió por qué no podía ser cualquier menta. Desde ahí él las adora. A las mentas y a las cuchi barbies.

Después de una larga y extenuante jornada, decidieron salir de la tina y relajarse en el sauna. Bueno, relajarse es un decir porque Andrés, que nunca había estado en un sauna, sentía que no tenía aire y que se le quemaba hasta el culo. Literalmente. No se imaginaba teniendo sexo en condiciones tan extremas, como Verónica insinuó. Andrés regresó a la habitación, a tomar aire y a esperar a Verónica. Por supuesto cuando ella llegó, sació su insatisfecha necesidad. Y la volvió a saciar. Y la volvió a saciar. Andrés llegó a las 7 de la mañana a su casa, extenuado pero con una risita pendeja que le duró un buen rato.

Al buen tiempo se volvieron a ver, esta vez en el apartamento de ella. En esta ocasión ella le mostró su "kit especial": un maletincito pequeño en el que tenía toda suerte de cremas, cremitas, esponjas, juguetes, esencias y aceites -chicles, mentas, maní, caramelo-. Andrés aprendió en dos noches más que en el resto de su vida. Fue un curso intensivo de kamasutra y accesorios. Al parecer lo pasó con honores porque ella lo siguió llamando. 

Como era de esperarse la vida siguió su rumbo y él volvió a salir con las amigas de su edad, sus compañeras de clase. Aprovechó para enseñarles algunos de sus nuevos 'trucos'. Lo que a él no le gustó fue que ella después re apareció y le hizo reclamos a Andrés por perdido. Le hizo escenas de celos, le reclamó el tiempo invertido, y que ella le tenía copia de las llaves de su apartamento, que el cepillo de dientes y demás. Ahí él entendió por qué Verónica no tenía pareja. Al principio él se disgustó y se apartó. Pero con el tiempo fue entendiendo. No era sólo sexo. Es que las viejitas también tienen su corazoncito.

Wednesday, June 9, 2010

La Cuchi-Barbie

- Más sabe el diablo... -

No se veían hace mucho rato. Se encontraron en una fiesta familiar. Ella es amiga de la familia así que conoce a Andrés desde que era un niño. La diferencia de edades no es tan grande pero sí lo suficiente como para que a él jamás se le pasara tener algo con ella. Cuando era niño la veía llegar de visita a la casa mientras él jugaba con sus amiguitos.

La fiesta era formal, todos vestidos elegantemente. Ya habían pasado los suficientes años como para que Andrés le causara a ella malos pensamientos pero no tantos como para que ella no a él. Ella le dijo algo como "Hola Andresito ¿cómo estás? Tú siempre tan churrito, ¿no?". Ella siempre fue coqueta con él, pero para Andrés no pasaba de ser un juego inocente, hasta esa noche. Él le respondió "Huy Verónica, qué bien se te ve ese vestido largo. Aunque lástima lo largo" -"No, largo me gusta más" respondió Verónica con mirada muy pícara y tono aún peor. Obvio, Andrés sintió un escalofrío por todo el cuerpo. La charla continuó, con algunos indirectazos disimulados. No se podía avanzar mucho más puesto que estaba toda la familia presente. Verónica empezó a hablar de sexo sin preocuparse, dándole consejos a otro de los presentes, pero sin dejar de mirar a Andrés de manera provocadora. Ni hablar de cuando sirvieron el postre. Andrés sólo pensaba que la 'señora' no sólo usaba bien la lengua para hablar. La noche se le hizo muy corta a Andrés. Ojalá hubiese sido tan larga como la falda de Verónica. Hay que decir que ella, aunque estaba entrada en años, se veía muy bien, figura delgada, no muy voluptuosa, pero para nada como cualquier otra mujer de su edad, muy bonita, por lo que Andrés no entendía por qué nunca se casó. Tampoco le conocía novio. Al menos no lo llevó a la fiesta.

Al finalizar la fiesta intercambiaron teléfonos con la promesa de salir algún día "a cine, o a tomar café, Andresito. Me llamas y listo". Él la acompañó al carro y, con su complicidad, ella le dio el beso que sólo una mujer de esa edad sabe dar. En cinco segundos de beso lo transportó mentalmente a la habitación de Verónica, desordenaron todo... fue y volvió. Necesitó un par de segundos más para recuperarse y asimilar ese huracán que le acababa de pasar por encima sin despeinarlo -mucho-.
Dejó que ella se fuera para quitarse la cara de tarado y entrar a la fiesta "como si nada". Esa noche cuando se acostó él se dijo "marica, voy a coronar cuchi-barbie".

Pasó el tiempo y por fin él se decidió a llamarla. No quería pasar por el niñito intenso. Además pasó mucho tiempo pensando en qué plan armar: aquí la invitación a helado no cabía. Tampoco el plan de cervezas en los bares de la universidad, que eran los únicos que conocía. Él no se atrevería a llevarla allá con todos sus amigos merodeando para morbosearle la vieja o gritarle 'asalta-tumbas' a Andrés. Así que optó por reconocer su inexperiencia con mujeres mayores y sincerarse con ella: "Vero, no sé a qué invitarte, tú decides". Ella se rió sonoramente y le dijo "fresco Andresito que yo no me pongo con pendejadas. Yo sé qué es lo que quiero de ti. Dime en dónde te recojo a las 9 de la noche y yo te armo el plan". Luego de que él cerrara la boca acordaron lugar.

Andrés no lo podía creer: una mujer en toda la expresión lo iba a recoger, él se subiría y se dispondría a pasar una noche que perfectamente podría pasar a la historia. Sería una noche apoteósica. ¡¡ No iba a comer hamburguesa sino langosta !! La locura. Se puso la mejor pinta que encontró y se fue a cumplir la cita.
Continuará... ?

Sunday, May 9, 2010

La traga maluca


La traga maluca es ese peculiar ser que ha sido la causal de muchas alegrías, momentos especiales, desagradables y algunos otros como para no recordar de nuestras vidas. Son esas personas que por más alejadas que permanezcan de nuestras vidas, siempre encontrarán el momento justo para aparecer nuevamente, dejando atrás todo el trabajo que arduamente hemos realizado para conseguir olvidarla. Es ese tipo de gente que por más que nos esmeremos en sacarla de nuestro corazón es prácticamente imposible lograrlo. Conocen el momento preciso para entrar en acción, cual leopardo que acecha a su presa en el desierto y uno se asemeja a ese pobre venado, lleno de cuernos y tratando de correr para que no nos alcance la yugular… labor casi imposible debido a que son implacables, calculadores y en algunos casos, ni siquiera corremos… sino que vamos en busca de ellos. Como res al matadero.

Es la típica persona que te ilusiona, te pone el corazón a palpitar al máximo, te hace sentir supremamente especial y cuando llega el momento de entrar en acción, siempre tiene mil disculpas para no salir, con tan buena suerte para ella, que uno termina creyéndole siempre.

Wednesday, April 21, 2010

Un día Juliana llegó... (quinta parte)

Si te perdiste la cuarta parte, haz click aquí

Por: OmarGamboa
- El problema no está en el uso sino en el abuso -
Mientras limpiaba las manchas de chocolate derramado -ya que el pan cayó justo en el pocillo humeante- Andrés miró a su mamá y le pidió que contestara el citófono y que ni de fundas dijera que él estaba en casa.

"Buenos días don Argemiro.... sí señor... sí, Juliana es la amiga de mi hijo... no, no la deje pasar, mi hijo no está.... no... don Argem... no, no me la pase.... Hola Juliana!! ¿Cómo me le va? .... Sí, él está en el matrimonio... no Juliana, yo no la puedo dejar pasar... ¿bañarse?... sí, yo entiendo pero... No, él está en el matrimonio, no lo puedo llamar ahora... no, yo no la puedo dejar pasar, mi esposo se disgustaría... sí, disculpe pero... ok, ok. Yo le digo que la llame apenas pueda. Bueno, hasta luego Juliana".

Colgó el citófono y ambos se miraron como diciéndose "¡Qué descaro!". Efectivamente la niña no pasó el día anterior por las maletas y las dejó en la portería que ya pasó a ser su armario personal. Andrés pensó que igual ella no tenía celular por lo que él no tendría a donde llamarla y se esperó una tarde tranquila. Seguramente ella se llevó las maletas, trató de convencerse. En repetidas ocasiones entraron llamadas al celular de Andrés, como siempre de números desconocidos, hasta que él decidió contestar una y decir que estaba ocupadísimo en medio de la ceremonia. Para su sorpresa, era voz de hombre: "¿Don Andrés? ¿cómo me le va? Esculpe, es que tengo aquí a doña Juliana que dice que usté la puede recoger" -"¿Recoger? ¿Recoger en dónde? No señor, qué pena, pero yo estoy en una misa en este momento no puedo salir. Dígale a Juliana que yo la llamo tan pronto pueda, gracias". Andrés sólo pensó que Juliana seguramente estaba borracha. ¿En una tienda? ¿por la 53? ¿Enfermita o borrachita? Esta vieja está como loca, se dijo.

Todo estaba fríamente calculado, ella no tenía celular así que se podría zafar de esta. Pobre iluso. Las llamadas no se hicieron esperar mucho. De nuevo, después de muchas llamadas perdidas Andrés decidió contestar: "Andrés!! ¿por qué no me contestas? -voz femenina, rápida y con tono exigente- Mira, es que estoy enferma y necesito que me recojas ya. Estoy en una tienda cerca a la 53" ¿Y esta vieja pendeja qué hace por la 53? Está como loca, pensó él, "¿enferma? ¿cómo así? Pero Juliana, tú sabes que yo estoy en Chía en el matrimonio, yo no me puedo volar así como así. Llama a alguien más" -"Pues es que llamé a mi hermano y él también está en Chía y tampoco me puede recoger". ¿UN HERMANO? ¿Tiene un hermano en Bogotá? ¿Y él no la recoge? ¿Y espera que yo sí me encarte?, fueron algunas de las preguntas que se hizo Andrés entre sorprendido y de mal genio. "Lo siento Juliana, yo no puedo hacer eso" -"Es que estoy muy enferma, me duele mucho el estómago, necesito que alguien me saque de aquí". Por supuesto él sólo pensaba que ese no era su problema, que la niña no pasaba de ser una conocida y que su responsabilidad se acabó hace mucho tiempo. "Juli, mira, si estás muy enferma, pues coge un taxi, llama una ambulancia, ¿qué sé yo?" -"¿Y a dónde llamo una ambulancia?" -"No sé, la de tu EPS, o en últimas marca al 123". -"Ay Andrés, llámame tú la ambulancia" -"No, yo no te voy a llamar la ambulancia, no sé tus datos, escasamente sé tu nombre y me van a preguntar tu cédula y demás. Lo más fácil es que llames tú". Tras ires y venires similares la conversación finalizó. Esta vieja está loca, se dijo.

Esa noche Andrés tenía una reunión con sus amigos, unos tragos pendientes. A media noche entró otra llamada al celular de Andrés, que nunca contestó. A las 5 de la mañana él llegó a su casa, bastante entonado, y a punto de cerrar los ojos entró otra llamada. Contestó. Otro desconocido diciendo que "Doña Juliana está aquí cerca al Carulla de la 85, que si la viene a recoger que está enferma". ¿Podrá ser tal el descaro? De mal genio y borracho le dijo "Mire señor, yo escasamente conozco a esa niña. Yo estoy durmiendo, ella no es mi responsabilidad, así que lo siento mucho" y colgó.

Ese domingo pasó sin noticias de ella, por supuesto Andrés se levantó tipo 3 de la tarde. Salió a la tienda y pasando por la portería: "Argemiro, quiubo! ¿Qué? ¿Al fin a qué hora pasó mi amiga por las maletas?" -"¿Maletas? Don Andrés, las maletas siguen aquí. Su amiga está como loca porque ayer que vino estaba toda acelerada que porque no pudo subir y necesitaba bañarse. Me preguntó si aquí tenemos ducha, que si se podía bañar, que nosequé. Al final se cambió aquí en el bañito que tenemos y se fue, pero dejó las maletas". Andrés estaba sencillamente estupefacto. Eso lo superaba todo. Ya en el apartamento revisó su facebook y se encontró con una cantidad de estatus de Juliana que decían algo como "Estoy en la clínica, necesito que alguien venga y me recoja", 6 am. "Por favor, alguien venga por mí que no me dejan salir sola, estoy en la clínica Shaio", 8 am. "Alguien que pase por mí. Se me borran cosas de la memoria, venga alguien" 10 am. "Ya vienen por mí, gracias" 1 pm.

Andrés quedó extrañado y preocupado. Más lo primero que lo segundo. A las 9 de la noche una nueva llamada. Contestó y era Juliana. Le contó que estaba por la 85 y la "emburundangaron" como a las 5 am. ¿Qué hacía ella a las 5 am por ese sector? Esa vieja está como loca. Que se le estaban olvidando las cosas y que la llevaron en un taxi a esa clínica y que por fin la recogió un amigo. Le dijo a Andrés que iba para su casa para pasar por la ropa. Finalmente. Llegada la hora bajó a la portería, le entregó las maletas a Juliana y ella se fue con su amigo. Andrés quedó muy sorprendido porque Juliana no hizo más que agradecerle lo bien que él se portó con ella. Le agradeció mucho que le haya permitido dejar las maletas, que la haya dejado pasar la noche (las dos noches), y que estuviera pendiente de ella. Andrés no pudo más que sentirse mal porque no hizo tanto y sólo atinó a responderle "por nada Juli, por nada". Juliana parecía otra, tenía una actitud calmada, muy diferente al usual acelere.

Pasaron dos semanas sin que él supiera nada de ella, hasta que vio en facebook en el estatus de Juliana que decía que le habían diagnosticado "trastorno afectivo bipolar". A partir de ese momento, para Andrés todo tuvo sentido. Efectivamente, esa vieja estaba loca.

Sunday, April 4, 2010

Un día Juliana llegó... (cuarta parte)

Si te perdiste la tercera parte... haz click aquí.

Por: OmarGamboa

- Agua que no has de beber, déjala correr -
Varias veces llamó Juliana a su amigo sin ninguna respuesta. Cansado como estaba por no haber dormido la noche anterior, pensando en que mientras el amigo aparecía y ella se fuera podría pasar mucho tiempo - ya era más de media noche y Andrés tenía que madrugar a trabajar y no podía darse el lujo de llegar un minuto tarde- fue que Andrés finalmente decidió a regañadientes decirle a Juliana que pasara la noche con él. Juliana estaba terriblemente buena, pero claramente ella no le daría ni la mano. Así las cosas era más el costo que el beneficio, pero era preferible eso a llegar a la oficina con dos horas de sueño encima, máxime cuando la noche anterior tampoco durmió un carajo.

La niña evidentemente aceptó pasar la noche con él. Más se demoró él en pedírselo que ella en ponerse la pijama (obvio, frente a él) y acostarse a dormir, dándole la espalda -y ese culo caido del cielo-. Andrés suspiró y recordó cómo es que se sentía cuando adolescente, se dio media vuelta y durmió. Al otro día sucedió lo mismo: ella se tomó todo el tiempo del mundo para arreglarse y salir. Andrés sabiendo cómo iba a ser aquello, no la esperó y se entró a bañar temprano esperando que ella hiciera lo propio. Antes de bañarse sucedió algo inesperado. Algo que uno sólo espera que pase en las películas, en las novelas, comedias o cuando mucho, en un blog: "Huy Andrés, acabo de tener un accidente. ¿No tienes de casualidad por ahí unas toallas higiénicas?"

Cuando Andrés reaccionó, casi que le responde "Qué pena, se me acabaron justo ayer". Sabiendo que era una emergencia le dijo "no, pero ya llamamos a la droguería a ver si nos hacen un domicilio". Andrés llamó a cuanta droguería había en su barrio y cercanías, pero en ninguna contestaron. Sólo en una, en donde le dijeron que los domicilios se hacen a partir de las 8 am. Eran las 6. Maldición ciega, maldición china, indonesia... todas juntas. Además que fuera sólo desde las 8 implicaba quedarse hasta esa hora allí, y Andrés necesitaba estar antes de las 9 en su trabajo. Era posible, aunque complicado. Resignación de nuevo: madrugar no sirvió de nada. Él se arregló, le pidió a ella que se alistara también. Finalmente llegaron las dichosas toallas higiénicas, con alas por supuesto. (¿No podían haberlas mandado volando?). Cuando ella estuvo lista para salir y Andrés estaba al borde del infarto, faltaban 20 minutos para las 9 de la mañana. Juliana le dice "Oye, no tengo plata, ¿me acompañas a un cajero?". Él tenía el tiempo preciso para dejarla en el paradero del bus, no podía darse el lujo de desviarse, esperarla o dejarla "tirada" en cualquier lugar, aunque ganas no le faltaran. Andrés prefirió prestarle plata -más- y no perder el tiempo que no tenía. "Oye ¿y qué hacemos con las maletas? -le preguntó Juliana- Yo no me las puedo llevar. ¿Las puedo dejar aquí?". Como si fuera poco. Pensándo rápidamente Andrés le dijo que entonces las dejara en la portería y se encontraran allí, mientras él sacaba el carro. "Ah, ¿vas en tu carro? ¿Entonces por qué no dejamos las maletas en tu carro y cuando nos encontremos por la noche me las das?" -"Esteeee, no, no. ¿Qué tal necesites algo y yo no pueda encontrarme contigo? Mejor las dejas en un lugar al que puedas ir en cualquier momento". La excusa funcionó y ella finalmente dejó las maletas en la portería. Andrés fue por el carro, recogió a Juliana y salió disparado. La dejó en el bus con tan solo 7 minutos para llegar a su oficina a tiempo, estando a 60 calles. Increíblemente llegó a tiempo a la oficina (manejó como loco desesperado, tal vez porque efectivamente lo estaba), contó con suerte y no había tráfico.

A lo largo del día Andrés recibió múltiples llamadas a su celular, desde números desconocidos. Siempre supuso que era Juliana y él sencillamente prefirió no arriesgarse y no contestarle a nadie cuyo número no conociera. No tenía ninguna intención de encontrarse de nuevo con ella. Ya era suficiente. Más que suficiente. Esa noche, Viernes, Andrés se iba a reunir con sus amigos, como de costumbre. La cosa es que donde siempre se ve con sus amigos era exactamente la misma zona donde Juliana dijo que iba a estar, así que cuando él fue luego del trabajo sentía paranoia. En cada esquina paraba y miraba antes de cruzar, miraba por los espejos a ver si alguien lo seguía. Se subió la solapa de la chaqueta. Caminaba mirando al suelo. No, es que Jason Bourne come chitos al lado de lo que Andrés hizo esa noche. Luego del operativo se encontró con sus amigos y les contó la "pequeña" historia. Por supuesto ellos nunca le creyeron, no que hubiese pasado, sino que él no le haya tocado un pelo a la niña. Ok, Andrés tampoco lo creía. La noche pasó sin contratiempos.

Al otro día, Sábado, Andrés tenía un matrimonio y Juliana lo sabía. Sin embargo, por cosas de la vida el matrimonio se aplazó así que Andrés estaba libre y el sábado durmió hasta tarde. Eso Juliana no lo sabía. A eso de las 10 am Andrés se levantó, saludó a su mamá y se pusieron a conversar, Andrés contándole los últimos acontecimientos con Juliana. Empezaron a desayunar cuando sonó el citófono. Podemos comparar eso con la música de Psicosis. Andrés soltó el pan que tenía y con la boca abierta miró a su mamá. Ella también lo miró. El terror se apoderó de él.

(Continuará?)

Friday, March 19, 2010

Un día Juliana llegó... (tercera parte)

(Aquí la segunda parte)

Por: OmarGamboa
- No hay bonita sin su pero -

Andrés fue a su oficina -como todos los días- tarde -como todos los días-. No por mucho madrugar amanece más temprano. A lo largo del día Juliana estuvo llamando insistentemente al celular de Andrés. Primero para avisarle que ella se iba a Fusa (ciudad muy cercana a Bogotá) a firmar un contrato, cosa que a Andrés le tenía sin cuidado, la verdad: finalmente Juliana no es de sus amigas cercanas. Al rato llamó nuevamente a preguntarle por su cédula: (leer rápidamente y sin respirar) "oye no encuentro mi cédula. ¿Le puedes preguntar a tu mamá que si la dejé entre mis cosas en tu casa?". Con toda la verguenza del mundo por inmiscuir a su mamá en el asunto, Andrés accedió a llamar a preguntar. A los 3 minutos 16 segundos flat Juliana llamó nuevamente. "Juli, espera que mi mamá está buscando, tan pronto ella me llame yo te aviso, ¿vale?". Al poco rato Andrés llamó nuevamente y su mamá le confirmó que allá no había ninguna cédula. "Eso sí, aproveché para ordenarle la ropita a su amiga y volvérsela a meter en las maletas". "Juemadre, qué inteligente mi mamá, carajo", se dijo mientras le marcaba a Juliana a contarle lo de su cédula.
Un par de horas después recibió otra llamada de Juliana, esta vez desde un número desconocido porque de tanto llamar, Juliana ya había descargado el suyo:
- "Hola, ¿cómo te fue? ¿ya estás en Fusa?"
- "No, estoy en Mazurén".
- "¿y tú qué carajos haces en Mazurén?".
- "es que sin cédula no puedo firmar el contrato, entonces me vine a poner el denuncio".
- "pero ¿por qué en Mazurén, si el terminal de transportes es al otro lado de la ciudad?"
- "es que voy para tu casa"
- "¿QUÉ? ¿cómo así que para mi casa? ¿a qué vas a mi casa?"
- "pues porque voy a dormir, ¿no ves que pasé la noche de largo?"
- -Yo también, pendeja- "no Juliana, en mi casa no hay nadie para que te abra, tú no puedes ir a dormir a mi casa"
- "¿no? ¿y entonces?"
- "no, pues no sé. Tú tenías un seminario, ¿no? ¿por qué no vas?"
- No, yo pedí permiso allá. No hay problema, voy mañana.
"¿Mañana? ¿eso sigue mañana?" fue lo único que pudo preguntarse Andrés que cada vez estaba más sorprendido con la desfachatez de Juliana. Al final acordaron que ella pasaría el tiempo de alguna manera, mientras daban las 6 y Andrés podía salir del trabajo. Hacia las 3 de la tarde la niña llamó de nuevo a decirle que estaba aburrida en una tienda, que ya no sabía qué más hacer. "Ok, entonces nos vemos en el Andino a las 5.30. Haz tiempo, que yo tampoco me puedo volar tan temprano", le dijo resignado. Faltando poco para la hora de la cita ella llamó -de otro número desconocido, por aquello de no tener batería en su celular- a decirle (ya saben, rápido y sin respirar)

- "estoy en unilago, cobrando una plata que me debían. En dónde nos vemos?"
- "pues en donde quedamos" -pregunta tonta, respuesta tonta.

Sabiendo que la niña no era particularmente cumplida, Andrés no salió a tiempo para la cita. Se fue para el Andino, al punto exacto de encuentro. Como temía, Juliana no estaba. El problema es que no tenía manera de ubicarla ya que la niña no tenía celular. Tras un largo rato de espera y ya a punto de irse para su casa, ella llamó a decirle que ya estaba por salir. Por fin. Andrés esperó pacientemente y, a pesar de que ella no estaba nada lejos, se demoró eternidades -o eso le pareció a él-. La niña llamó nuevamente -para qué carajos- a preguntarle a Andrés dónde estaba.

- "pues donde quedamos, en el mismo sitio que hace una hora. ¿dónde más voy a estar? la pregunta es ¿dónde estás tú?", le respondió él de la manera más paciente que pudo.
- "aquí frente al juan valdez del andino".

Él sólo pensó que a estas alturas era más fácil que él fuera a buscarla de una bendita vez y no darle pie a que se pierda de nuevo, pero cometió el error de colgarle. Llegó al Juan Valdez y nunca la encontró. Miró a lado y lado, entró a la plazoleta, revisó la fila, fue hasta el baño, salió, saltó, refunfuñó. Juliana no aparecía. A punto de desistir e irse de una bendita vez para su casa, ella apareció entre un grupo de vendedores ambulantes. Entre aliviado -porque apareció- y resignado -porque apareció- Andrés fue hacia ella, quien estaba escogiendo collares de uno de los vendedores y al tiempo jugando con un niño, hijo de una señora de aquellas que venden minutos a celular. Evidentemente Juliana llevaba un buen rato porque ya tenía al menos 20 collares escogidos, colgando de su brazo mientras el vendedor se sentía realizado porque logró su agosto. "Bueno señor, entonces guárdeme estos collarcitos que no tengo plata aquí, pero mañana venimos a esta misma hora, ¿cierto Andrés?", dijo ella. Andrés visiblemente molesto le dijo que sí, como para salir rápido del asunto. Terminada la "transacción" Andrés empezó a caminar hacia los bares para escoger dónde sentarse y así decirle un par de cosas a Juliana, hasta que notó que la susodicha no venía con él. Al mirar atrás la vio hablando con la vendedora de minutos a celular y con su hijo, alzado. Con la resignación aumentada al 200% Andrés regresó y escuchó a Juliana diciéndole a la señora: "Bueno, ya sabe mi señora, nada de comprarle pendejadas al niño, comida chatarra y esas cosas. Me hace el favor y le compra un mercadito bien nutritivo. Es más, ¿sabe qué? tome mi número de celular y me llama mañana que a esta hora voy a estar por acá y le doy una platica. ¿Cierto Andrés?". Él no sabía si sorprenderse a estas alturas, pero no dejó de llamarle la atención que ella fuera tan confiada, tan descomplicada y tan generosa. En una ciudad como Bogotá no se acostumbra a darle el número de celular a alguien que acabas de conocer, particularmente a unos vendedores ambulantes, y tampoco se regalan 100 mil pesos así como así.
Cuando por fin Juliana recordó que se iban a ver para tomar algo y charlar -fue la cara de Andrés la que le "recordó" el compromiso inicial- se dirigieron a escoger alguno de los bares. Se sentaron en una de las terrazas, ordenaron un par de cocteles y empezaron a hablar. Luego de tocar varios temas banales, Andrés le dijo a Juliana que ella no podía quedarse esa noche en su casa, que lo que inicialmente hablaron y lo que él tenía entendido es que ella venía por una noche. Que el favor que ella le pidió fue recogerla, no servirle de hotel. Bueno, no se lo dijo de esa manera, pero en resumidas cuentas esa era la idea. Juliana comprendió y empezó a llamar a sus amigos en la ciudad a ver si alguno le daba un lugar para pasar la noche. Las maletas de ella seguían donde Andrés, pero eso era lo de menos con tal de no tener ese compromiso y no seguir molestando a su mamá. Juliana llamó cualquier cantidad de gente -desde el celular de Andrés, recordemos que el de ella se descargó en la mañana- y por fin un amigo accedió, pero con el compromiso de que se fuera de rumba con ella esa noche. Andrés reconoció su única oportunidad. Era ahora o nunca. Fue por eso que él le propuso ir a su casa para recoger las maletas y que ella saliera para donde su amigo. Cuando llegaron al apartamento de Andrés encontraron -como él ya lo sabía- las maletas de Juliana empacadas y listas. "Andrés, ¿me prestas tu celular? voy a llamar a mi amigo para ver dónde está". "Claaaaaaro Julianita" dijo él, encantado. Ella lo llamó, dejó timbrar y colgó. Marcó de nuevo, dejó timbrar y colgó. Marcó una tercera vez, con el mismo resultado. El amigo de Juliana no aparecía.

Maldición ciega.
 

Sunday, March 7, 2010

Un día Juliana llegó... (segunda parte)

Aquí la primera parte

Por: OmarGamboa
- La cama y la cárcel son pruebas de amigos. -



Andrés y Juliana subieron por el ascensor, él cargándole las dos maletotas -las de mano sí las llevaba ella, alma caritativa-. Por supuesto él ya estaba pensando "en qué me metí Bendito Dios". Al entrar al apartamento, procurando no hacer mucho ruido y despertar a alguien, ella le pide a Andrés una piyama porque "le dolía la espalda" por el viaje. Obviamente él se preguntó "¿y esta vieja pecueca? ¿no se supone que tiene media hora?". Pero como finalmente no era su problema si ella llegaba tarde, buscó en su armario y encontró un pantalón de piyama de los más pequeños. Juliana no le dio tiempo ni de pensar si se iba o no, cuando se fue quitando el jean que traía. Andrés quedo sencillamente atónito presenciando semejante escena, de esas que uno no espera que le vayan a pasar... o al menos no sin un besito de arranque. Aunque sea. 

Pues esta mujer poseía uno de esos traseros como para hacerle un busto, porque el busto si no le daba para el busto. Andrés extendió la mano sin dejar de mirarla (y sin cerrar la boca) - procurando no ser tan indecente como siempre pensó que sería en esta situación- y le dio el pantalón, que ella se puso con la mayor naturalidad del mundo. Obvio, ella se ha visto empelota toda la vida, ¿cuál es la novedad? Acto seguido Juliana se acostó en la cama, todavía destendida, boca abajo -gacela cansada-, mientras Andrés era presa de todo tipo de malos pensamientos. A su cabeza volvió aquella recurrente pregunta que solemos hacernos los hombres: "¿es que acaso las mujeres no se dan cuenta de cómo nos provocan?" y siguió: ¿me estará provocando o será tan conchuda que piensa que para mí es normal verla en tanguita? Es que ni a mi hermana, carajo!"

Superado el trauma y cerrada la boca Andrés se acostó junto a ella, convenciéndose de que ella efectivamente sólo quería descansar. Igual, en sólo media hora el taxista llegaría y ella ya debería estar lista. Por otro lado cuando ella se fuera él entraría a bañarse y llegaría a su oficina temprano para quedar como el mejor de los empleados. ¡¡Perfecto!! Al dar las 6 sucedió lo esperado: llegó el taxi. El citófono sonó tan duro como nunca, Andrés miró a Juliana con cara de "¿qué carajos le digo?" a lo que ella respondió sin abrir la boca pero en perfecto español "dile que vuelva en 15 minutos" -osito perezoso-. Cuando Andrés volvió a su habitación la niña ya estaba despierta pero no estaba preparándose para arreglarse como cualquiera hubiese esperado. Ella estaba con el computador de Andrés en sus piernas: "Voy a mirar facebook un ratico, ya te lo desocupo".

Para cuando sonó el citófono nuevamente ya la mamá de Andrés se había levantado, así que ella contestó el aparatejo. "No mamá, dile que vuelva en 15 minutos que esta niña no se ha entrado a bañar", dijo Andrés, antes de darle el beso de los buenos días y de mirarla con cara de "sí, yo sé, por pendejo me pasan estas vainas". Volvió a su habitación y al confirmar que ella seguía inmersa en internet, él decidió entrarse a bañar, con la esperanza de que ella siguiera su ejemplo -ovejita descarriada-. Efectivamente, cuando Andrés salió para verla lista para su baño quedó de una pieza porque, por el contrario, ella estaba sacando la ropa de las maletas y la estaba acomodando en ¡¡SU ARMARIO!!. Juliana -sangijuela vividora- le dijo "no te preocupes, esta noche te la ordeno mejor". "(¿¿QUEEEEEEEEEE??) ¿cómo así que esta noche? ¿te vas a quedar esta noche?". Juliana entró riendo al baño -por fin- dejando a Andrés tratando de organizar sus ideas y darse cuenta a qué hora pasó todo eso.

Cuando ella salió de la ducha a cambiarse, Andrés ya estaba desesperado y pensando que no había conocido antes una persona tan despreocupada -conchuda- en la vida. Para ese entonces el taxi ya había vuelto y estaba esperando en la portería. Hace rato. Juliana muy amablemente le recordó a Andrés que le prestara plata para el taxi porque ella -pajarillo inocente- no tenía un peso encima, prometiendo regresárselos esa misma noche cuando se volvieran a ver. Por fin esta niña salió de la casa de Andrés, dejándolos -a él y a su mamá- silenciosos y tratando de entender qué acabó de pasar. Un poco aliviado volvió Andrés a su habitación acomodó las maletas de Juliana donde pudo, escogió la ropa que se pondría, respiró hondo y pensó "¿ahora... cómo belcebúes voy a salir de esta?"

(Aquí la tercera parte)

Monday, March 1, 2010

Un día Juliana llegó... (primera parte)

Por: OmarGamboa
- No por mucho madrugar amanece más temprano. -
En medio de la serenata para el matrimonio de una pareja de buenos amigos, recibió una llamada a su celular. Era una de esas "amigas" lejanas, de las que conoció por facebook hace un buen tiempo. Juliana vive en otra ciudad por lo que sólo se veían cada buen tiempo, cuando ella viajaba a Bogotá, en total unas... tres veces.

Por lo que Andrés vio siempre desde la distancia en el facebook de Juliana y en general en su comportamiento, ella es una mujer despreocupada, algo loca, en el buen sentido de la palabra. No era infrecuente recibir llamadas suyas inesperadas pidiendo mucha plata prestada, plata que obviamente Andrés nunca le prestó, ni tarado que fuera.

- "Aló? Hooola Juliana, ¿cómo estás?" 
- "Hola Andrés, oye, voy para Bogotá", respondió ella rápidamente y sin respirar, con su característico acelere.
- "¿En serio? Oye, qué bueno, me avisas y nos vemos un ratico. ¿Y eso, a qué vienes?"
- "A un seminario, tengo que estar a las 7 de la mañana en el centro"
- "Ah muy bien, me avisas entonces, cuídate."
- "No, es que voy YA a Bogotá". 

Andrés pensó en las varias veces que ella había hecho lo mismo: venir a Bogotá a un seminario todo el día y luego regresarse. Quizás quedarse el fin de semana y salir de rumba una o dos noches.

- "¿Te puedo pedir un favor?" -dijo ella- "¿Tú me puedes recoger?, es que mi amiga no puede"
- "¿Recoger? ehh... ¿En dónde? ... ¿cuándo?" preguntó nervioso y pensando cómo zafarse de esta.
- "Pues en el terminal. Yo creo que estoy llegando a Bogotá a las 4 am" responde ella con total desparpajo.

Lo único que Andrés pensó fue "esta vieja está loca. Ni que yo fuera el novio" y sólo atinó a responder:

- "¿CUATRO DE LA MAÑANA? No Julianita, yo tengo unos tragos encima, y no voy a salir a las 4 de la mañana hasta el terminal"
- "Bueno, no importa, yo llego donde estés"

Sin verle tanto problema y con el espíritu altruista al máximo, finalmente le dio la dirección de su casa. En últimas trasnochar un poco una noche para hacerle el favor a su amiga no estaba tan mal. 

Después de la reunión serenatera, Andrés salió para su casa, a eso de la media noche. A las tres de la mañana se despertó intranquilo, chequeó su celular y no vio llamadas perdidas, escena que se repitió a las cuatro y de nuevo antes de las cinco: Juliana nada que aparecía. Ya en esta tercera ocasión decidió llamar entre preocupado por ella y esperanzado en que finalmente la amiga de Juliana pudiese darle posada. Cuando habló con ella le dijo que estaba entrando a la ciudad, que en un rato lo llamaría para avisarle que está cerca de su casa, como efectivamente sucedió: "¡Andrés! -dijo ella muy acelerada- necesito que me prestes para el taxi porque el cajero no me dio plata!". Mugre vieja esta, aparte de todo pagarle el taxi... pero bueno, ya untada la mano...

Cerca de las 5:30 finalmente ella llegó en su taxi. Andrés bajó en sudadera, dormido, con la billetera en una mano y las llaves en la otra. Luego de preguntarle al conductor, éste le respondió "Son 19 mil pesos, chino". "¿¿Huy carajo, pero la trajo desde Melgar??", pensó Andrés. Buscó para pagarle y notó que tenía 17 mil pesos mas un billete de 50 mil. El taxista le dijo que no tenía para las vueltas y tampoco le recibía los 17 mil, a lo que Juliana rápidamente respondió: "No importa señor, como usted va a volver ahora por mí, pues le pago más tarde. Ahorita vamos a un cajero, ¿cierto Andrés?". 

Andrés no se hallaba yendo al cajero a las 6 de la mañana, sacando el carro y demás. ¿A quién en el nombre del Señor se le ocurre viajar a otra ciudad sin tener dónde pasar la noche y sin un peso en el bolsillo? Él asintió con tal de poder despachar al taxista pronto y que dejara de ser su problema. Una vez dicho esto, Juliana se bajó del taxi sacando consigo gigantes maletas, como para una semana de paseo al Cocuy.

- "¿Y tú por qué traes tantas maletas?", preguntó alarmado Andrés, temiendo que lo peor estuviera por pasar.

La segunda parte la puedes ver aquí

Wednesday, February 24, 2010

Las Calienta-huevos por internet


Por: JuanDBarrantes

-El sexo por internet es pura “paja”…-
La internet además de hacer al mundo considerablemente más pequeño, también es una herramienta para charlar, molestar y por supuesto: flirtear. ¿Quién por simple curiosidad no ha inscrito su perfil en algún portal de citas o amigos por internet? Hoy en día uno conoce muchos casos de personas que son pareja y se conocieron por medio de algún sitio web o por chat. También funciona para acercar a la gente.

Andrés conoció a una mujer bastante simpática y bonita por facebook, que es amiga de uno de sus amigos, que vive en otra ciudad, donde a su vez habita su familia. Después del facebook, le agrega al Messenger y empiezan a charlar y a charlar… se hacen íntimos y finalmente llega el momento de conocerse en persona, con mucha expectativa.

Efectivamente hay mucha química entre ellos. Mirada va, mirada viene, sonrisa va, sonrisa viene. Son unos días bastante agradables. Como son unos pocos días disponibles de visita, Andrés emprende su viaje de regreso, no sin antes darle un delicioso beso a esta chica. Ambos son conscientes de la distancia que existe entre ellos, sin embargo siguen hablando con entusiasmo, por el Messenger.

Una de la grandes ventajas que tiene internet para coquetear, es que se puede pensar antes de escribir y se puede ser mucho más coqueto y directo. Este es un ejemplo de una típica conversación por este medio:
  • *&&*Andrés*&&* dice: hola, cómo estás? :D
  • Uno es esclavo de lo que… dice: bn y tu ke mas?
  • *&&*Andrés*&&* dice: muy bien, pensándote mucho
  • Uno es esclavo de lo que… dice: tan lindo, muack (k)
  • *&&*Andrés*&&* dice: me gustaron mucho los besos que nos dimos…
  • Uno es esclavo de lo que… dice: a mí también.
  • *&&*Andrés*&&* dice: cuándo será que lo repetimos?
  • Uno es esclavo de lo que… dice: cuando tu quieras (k)
  • *&&*Andrés*&&* dice: hummmm, qué rico… besarte y hacerte muchas cositas ricas…
  • Uno es esclavo de lo que… dice: huy si, ke delicia
  • *&&*Andrés*&&* dice: me gustaría hacer el amor contigo
  • Uno es esclavo de lo que… dice: así o más directo? :)
  • *&&*Andrés*&&* dice: así no más…

El pobre Andrés cree que tiene todo el terreno libre para dar rienda suelta y decidirse a usar sus mejores técnicas de todo un “Don Juan”. Tiempo después vuelven a encontrarse. Salen con su amigo en común, sin mucho ánimo al principio. A medida que pasa el tiempo se incrementa su interés y lenta y sutilmente se van acercando, hasta que llega el momento en que están justo uno al lado del otro, se miran, se besan, las caricias no se hacen esperar. Poco más tarde ella dice que quiere hablar. Finalmente están solos, pero ella dice que quiere estar en un lugar más tranquilo. Andrés dice que conoce mucha gente en esta ciudad, que en cualquier lugar encontraría bastante complicada su charla y como quien no quiere la cosa, sugiere ir a un motel, que allá no encontrarán a nadie que los interrumpa. Natalia (así se llama la susodicha), decididamente le dice inicialmente no y que las cosas a distancia no van a funcionar (están juntos en ese preciso momento), que es mejor ser amigos y ya. Andrés, frustrado y después de muchos intentos en vano por convencerla, decide irse, con la firme convicción de no volverla a llamar.

Aquí es cuando uno entra a preguntarse: ¿cómo es posible que las mujeres tengan esa tremenda bipolaridad? Si un hombre dice blanco es blanco o negro y es negro, pero con ellas no se sabe, blanco puede ser rojo, azul, negro o incluso blanco… pero oscuro… para ellas no existe lo simple, el minimalismo. Entre más complicada sea la situación parece ser más divertido para ellas. Y nosotros como hombres, por querer que las cosas sean claras, seguimos insistiendo en resolver ese tremendo conflicto que se crea en nuestra cabeza y terminamos siendo intensos, rogadores y estúpidos en muchas ocasiones.

Saturday, February 20, 2010

Las Calienta-huevos

Por: JuanDBarrantes

“Hay dos cosas que son infinitas: el universo y la estupidez humana”
Ahora hablaremos de esa clase de mujeres que les encanta que las miren con cara de sexo, generalmente tienen cierta tendencia a bailar “amacizadas” y respirar cerca de la nuca de los hombres… mejor conocida como calienta-huevos.

Andrés estaba en una discoteca con varios de sus amigos y de repente cruza su mirada con ella: labios carnosos, mirada pícara, escote pronunciado y un hermoso cuerpo, digno de modelo. Después de tomarse un trago doble de tequila, se dirige decididamente a invitarla a bailar. Bailan dos canciones seguidas… se ríen bastante… y cada uno regresa a su lugar. Andrés llega donde sus amigos con cara de malicia y un marcado aire de prepotencia. Le dice a Santi: 

- Está como querida, ¿sí o no?

Santi y el resto lo miran con desdén. A partir de este momento empieza un cruce de miradas furtivas entre Andrés y la hermosa chica que acaba de conocer. Después de tomarse poco más de media botella con sus amigos, entre miradas nuevamente invita a bailar a su nueva “conquista”. Ahora ambos tienen un poco más de alcohol en sus cuerpos y mueven su ritmo al compás de un vallenato, más desinhibidos que la vez pasada que salieron a la pista. Luego ella empieza a hablarle al oído muy suavemente… casi se siente como su lengua se desliza lentamente por su oreja mientras ambos sonríen… luego Andrés le habla… mientras ella delicadamente se acerca a su cuello, acariciándolo tiernamente con su nariz y labios.  Acto seguido sus partes íntimas se acercan más y más…y ella rápidamente se aleja, no sin antes guiñarle el ojo, con una mirada muy coqueta. Andrés queda allí, tontamente solo en medio de la pista, con su pantalón un poco abultado y con una cara de sorpresa… casi estirando su brazo para decir: - Oyeeeee, ¿qué pasóooo?  Después de estos 5 segundos -que para Andrés fueron eternos- vuelve donde sus amigos, que lo miran hacia el pequeño bulto del pantalón y lo reciben con una estridente carcajada. Andrés se defiende:

– Ahhhh, ábranse. Al menos yo levanté algo…

En su mente corre la idea que su conquista cayó redondita ante sus encantos, mientras bebe varios tragos seguidos de tequila, con limón y sal. Sólo han sonado dos canciones desde la última vez que bailó con su víctima. Pero se anima a sacarla nuevamente a bailar. En ese mismo momento, en la mesa del frente entre las amigas se escucha la siguiente conversación:

-El tipo está como lindo… pero ya está bien (con cierta malicia en su rostro)… ¡Ayyy No! Ahí viene otra vez…

Andrés sale en busca de la mujer para esta noche, con una estúpida sonrisa en la cara, mirando el escote de su presa…

-¿Bailamosssss? – Le dice:
- Ejem… bueno…

Salen a la pista nuevamente, esta vez ella se retira un poco, mientras lo observa arrogantemente con una ceja alzada, como quien dice: quítenme a este tipo de encima. Andrés, quien por dentro está bastante confundido, piensa: -¿Qué pasó?… si todo iba tan bien…

No cruzan palabras durante esta canción y luego cada uno vuelve a su mesa.
Ella les dice a sus amigas – Niñas… ¡vámonos YA! No me aguanto a este tipo.
Él vuelve donde sus amigos preguntándose qué pudo salir mal, si todo iba viento en popa. -¿Qué pasó? No lo entiendo… ¿qué hice mal? Sus amigos miran atentos hacia la mesa donde se encuentra la susodicha, viendo cómo ella y sus amigas se ponen las chaquetas, dispuestas a marcharse inmediatamente.

Este caso es bastante común. ¿Cómo es que una mujer después de una “blujeaneada” se va, sin más? ¿Sin decir nada, sin dejar un número telefónico o su correo electrónico para buscarla en Facebook? ¿Después de semejante baile erótico? (Esto sin mencionar cuando se baila reggaetón).

De aquí se desprende una categoría similar donde tienen cabida los medios electrónicos.

La próxima: "Las calienta-huevos de internet"

Thursday, February 18, 2010

Prólogo

Por: JuanDBarrantes

Oh mujeres!!! Esos maravillosos seres que con su belleza nos cautivan diariamente y que hacen parte de la gran mayoría de conversaciones entre hombres. Ellas, que consiguen robarse todas las miradas y ser el centro de atracción, con tan sólo caminar sensualmente. Pueden hacernos perder la cabeza, o ponerla correctamente en su lugar, según el caso.

Son ellas la causa por la cual muchos de nosotros cometamos los actos más nobles de nuestras vidas, pero a la vez los más descabellados, arriesgados y por qué no decirlo, también los más estúpidos. Incluso Adán comió de la manzana en el paraíso, sólo porque ella lo motivo a hacerlo.

Es para ellas a quien va dedicado este blog. Aquellas quienes en algún momento de nuestras vidas han conseguido que podamos sentirnos los hombres más afortunados o los más desafortunados, los más amados y odiados, los más felices e infelices. Algunos de estos sentimientos incluso pueden presentarse al mismo tiempo.

Aquí contaremos apartes de la vida de Andrés, que no es nadie más que el amigo de un amigo. Este personaje es el caso típico del hombre que es seducido por las mieles del amor y que poco a poco durante su vida, se ha visto involucrado en situaciones amorosas y románticas, algunas con éxito, otras no tanto, pero que sin duda alguna usted como lector ha experimentado o quizá vivirá en algún momento de su vida. Es en serio.

Vale la pena aclarar que Andrés es un personaje ficticio. ¿Quién no tiene un amigo llamado Andrés? También hay que aclarar que estos hechos corresponden a la ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, lo juramos!!!
Si usted se identifica con alguna situación descrita en este blog, es simplemente por cuestiones del azar, pero en ningún momento se busca que sienta que algunas de sus vivencias estén plasmadas aquí. Tenga claro que todo esto le pasó al amigo de un amigo, no a usted, de ninguna manera. Por similar que parezca.

J.D.

Amigos que nos siguen