Friday, July 23, 2010

La primera tusa

Por @OmarGamboa
- Todo se paga en esta vida -

Gracias a Santiago -su mejor amigo de la infancia- fue que Andrés conoció a Paola, su primera traga. Y como toda primera vez, dejó recuerdos indelebles.

Paola era prima de unos primos de Santi, por lo que para alguna piñata familiar ella fue. Como era en la casa de Santiago, allá estaban Andrés y el combo completo. Cuando Andrés la vio quedo enamorado. Sí, eso era amor del de verdad. Él estaba seguro porque vio todo en cámara lenta. Vio como esa niña, pequeñita, flaquita, sonriente y encantadora caminaba muuuuy despacio regalo en mano, para dárselo a Dieguito, el hermanito de Santi. Pelo negro, largo y liso. Andrés no lo podía creer, es que era perfecta: 14 años muy bien vividos. Incluso parecía de 15. Andrés se imaginaba recogiéndola en su bicicleta, saliendo a comer helado y jugar maquinitas en las tiendas del barrio. No no no. Estaban hechos el uno para el otro.

Paola era de esas niñas que siempre se juntó con jóvenes mayores que ella, por lo que siempre fue más madura que sus contemporáneas. Donde debía haber muñecas, ella amontonaba cartas de sus muchos enamorados, cofres con collares, maquillaje y toda suerte de cachivaches propios de una adolescente crecidita. Visitar a Paola era soportar que los grandes de 18, de esos que ya se afeitan, llegaran a visitarla y él pasara a segundo plano. Paola salía a atender la visita en la entrada de su casa y Andrés jugando con el french poodle típico de quinceañera con plata. "Pero yo estoy ADENTRO de la casa, ¡JA! Si llueve, él se moja y yo no!". Nunca llovió.

La traga de Andrés era evidente. Esa niña le hizo sacar toda la creatividad de su ser. Fue por ella que él conoció la poesía de Benedetti. Fue por ella que él supo quién es Bécquer. En una ocasión, para su cumpleaños número 15, él dibujó y recortó en cartón las letras de su nombre (del de ella, no el de él, tampoco era tan pendejo) y en cada letra escribió un poema. Hoy en día Andrés agradece que no se llamara Margarita o Uldarica. Es que no tenía plata para tanto cartón paja. Paola quedó matada con ese regalo. Inmediatamente fue a su habitación, despegó un montón de cartas de su primer novio y pegó cada cartón P-A-O-L-A ocupando todo lo ancho de la pared. Andrés caminó orgulloso -bueno, flotó- como por una semana.

Luego de un buen tiempo Andrés no aguantó más. Esa tarde se dijo que Paola sería suya por fin, o moriría en el intento. Todo el parche estuvo de visita por allá, en esa tierra linda y lejana. Paola vivía a unas 40 calles del barrio de Andrés. Al final de la tarde cuando ya se regresaban, Andrés sacó fuerzas que no sabía que tenía y regresó a casa de la niña. Timbró. Paíto salió tan hermosa como siempre y abrió la puerta: "Hola Andresito, ¿qué pasó?" dijo con su sonrisa perfecta. Con toda la valentía que Andrés tenía le dijo "eeeeh... hmmmm... este... pa... pa... hmmmm... " ... "Pao, quiero decirte algo". De alguna manera le confesó su amor. Paola siempre lo miró sonriente y enternecida. "Esta nena es mía" se dijo Andrés. "Aquí fue". "Por fin sabré qué es dar un beso".

Al final de su discurso perfecto, escasamente ensayado unas 17 veces, Paola le respondió "Ay Andresito, tan lindo. Pero... es que tú sabes que yo terminé hace poco con Mario, yo ahorita no quiero nada con nadie". Ouch. Andrés sintió que el corazón se le achicaba. Como que se escondió detrás de los pulmones para no recibir el golpazo. Pero el bendito corazón ese no se ocultó bien porque allá sintió la bofetada.

De todas maneras no fue tan doloroso. Andrés se fue tranquilo sabiendo que era por una buena razón. Ella prefería estar sola y era lógico, luego de terminar con el desgraciado ese de Mario lo más obvio es que ella descansara un tiempo. Pero luego de ese tiempo sería suya. ¡JA!. Bueno... ¿y la tusa?

Pues la tusa vino luego, como a las dos semanas, cuando todo el combo fue a visitar a Paola y Andrés descubrió que ella y Santi eran novios (Es que Santi siempre fue el más popular de todos). ¡¡MALDITA SEA!! ¡¡MALDITAS MUJERES!! ¡NO ME VUELVO A ENAMORAR NUNCA! ¡¡LAS ODIO A TODAS!! -Hasta que conoció a Carito, su primer amor verdadero-. Según Andrés me dijo, luego, cuando él ya era novio de Carolina, vio llorar a Paíto por él, entregándole una cartita como las que él solía escribirle a ella, confesándole que no toleraba verlo junto a Carolina. Típico. Es que todo se paga en esta vida.


9 comments:

  1. En la vida todo se paga, lo bueno y lo malo, y el amor siempre regresa, aunque ya para que? da locha.
    un abrazo

    ReplyDelete
  2. Nada más certero que éste final que me recuerda una historia propia, aunque no fue la primera tuza ( por acá decimos despecho, mal de amor), si una de las tantas que he tenido y de verdad ya cuando vienen con el rabo entre las piernas no hay nada que hacer, ya para qué como lo menciona campanula... Y bueno yo de mi parte sentí un fresquito porque me dí el lujo de decir que NO, jaja y hasta me reí.. y bueno por ende éste Sr. se quedó ahí y yo seguí mi camino.
    Saludos!!!

    ReplyDelete
  3. Cuando eso pasa... se vuelve un "momento de gloria".

    ReplyDelete
  4. Paola la del Sayayin? o esa era otra

    ReplyDelete
  5. Muy buena historia. Sus rasgos coloquiales la hacen tan propia como lo que en verdad me sucedió. Pero bueno, tal y como al viejo Andrés le sucedió, mi "Paola", que resulta llamarse así en la vida real, también, después se mostró "arrepentida" de haberme pegado el puertazo en la nariz. No lo disfruto, pero sí, tienes razón, todo se paga en esta vida.

    ReplyDelete
  6. En las cosas del corazón no siempre se trata de "pagar" lo que hacemos...lo que sucede es que a veces nos queremos a destiempo.

    ReplyDelete
  7. Se demora.. todo se paga, pero se demora. Solo es cuestión de tener paciencia que lo que te hacen a ti, se devuelve.

    ReplyDelete
  8. es lo que uno llamaría ley de equilibrio, en ese caso nadie tiene la culpa.. un saludo

    ReplyDelete
  9. Son esos momentos de gloria los que te hacen feliz...

    ReplyDelete

Amigos que nos siguen