Friday, February 25, 2011

Me están pensando por K y por K


-Todo hermano se interesa por una hermana, sobretodo si es hermana de otro-

No eran gemelas, pero parecían. Andrés conoció primero a la mayorcita, Katherine, gracias a un amigo de la universidad. No hablaron mucho más hasta que se la encontró de nuevo en una fiesta. Dudó si ir a saludarla, la veía diferente, cambiada. Pensó en decirle algo como "¿qué te hiciste en el pelo? Lo tienes lindo, chévere", pero prefirió quedarse un rato más con su grupo de amigos.

Unos minutos después sintió una mano en su espalda. Cuando se dio vuelta vio a Katherine, igualita, tal como la recordaba de la primera vez. "Hooola Kathe, ¿qué sorpresa, cómo estás? Podría jurar que viniste con otro peinado" -"No, seguro me confundiste con Karina". Tras la cara de perdido de Andrés ella prosiguió "Mi hermana. Ven, te la presento". Lo llevó de la mano cruzando la sala "Kari, mira, te presento a Andrés". Ya no las vio tan igualitas, pero tenían su aire.

Andrés se volvió muy amigo de ambas. Hablaban cada cierto tiempo. Hacía mucho no era amigo de dos hermanas, desde la infancia en el barrio. Todo siguió el curso normal de una nueva amistad, llamadas van, llamadas vienen… ambas le coquetearon y él, soltero en aquel entonces, les correspondía. Para él no pasaba de ser un juego tonto. Nunca pensó engañar a la una con la otra. Además no podría escoger. Hasta el cumpleaños de Daniel (por supuesto Andrés sabía que Kathe y Kari estarían allá). Él no las vio hasta entrada la noche y entrados los tragos. Él estaba hablando con una amiga cuando sintió el mismo toque en su espalda. Giró y vio, no a una, sino a las dos hermanitas. Lindas ambas. "Hola Andresito, ¿qué haces?" -"¡Hooola niñas! Aquí hablando con mi amiga, ¿cómo están? Denme un rato, hablamos ahora, ya les caigo".

Efectivamente, al rato fue donde estaban las hermanas. -"¿Quién era ella, Andresito?", dijo una. "Una vieja amiga, es una bacana", -"¿y por qué te tocaba el brazo?", dijo la otra. "Este… ¿no sé? Ni me había percatado", "Andresito, no me parece, tú sabes que tú eres de nosotras, JAJAJAJA" rieron ambas en coro. Él sólo optó por reír con ellas "jaja, tan lindas las hermanitas".

Más tarde, bailando con Katherine, ella le dice "Andrés, es en serio, tú eres de nosotras. Es más, tú podrías estar con Kari y yo no me pondría celosa". Andrés tragó saliva. No lo podía creer. Por primera vez en su vida una mujer le hacía propuestas y a su vez le daba libertad de estar con otra. Como en un sueño. Al rato alguien vino a bailar con Katherine, así que Andrés fue a hablar con Karina que estaba en un rincón del bar. "Hola Andresito, ¿y entonces? ¿Con quién te vas a quedar?" -"¿Ah?", balbuceó Andrés con cara de idiota. "Sí. ¿Te quedas con Kathe o conmigo? A mí no me darían celos si te viera con ella. Nos gustas a ambas, y no tengo problema con compartir". In-cre-i-ble. Si antes era un sueño… ¡ahora eran dos! De muerte lenta.

Así las cosas, Andrés tomó el mejor camino: los dos caminos. Se tomó el resto de cerveza que tenía y le dio un beso apasionado a Karina. No había nada más qué hacer. O bueno, quizás sí pero no en un bar. Hablaron un rato más hasta que volvió Katherine riéndose y diciendo "Camine pues Andrés que ahora le toca conmigo" y se lo llevó a bailar. Él no supo si ella se refería al beso o a hablar, o a bailar o algo más, pero entre vuelta y vuelta -era un merengue- ella le dio un gran beso y le susurró al oído: "no importa, no tienes que escoger, yo comparto. Si compartimos la ropa, ¿por qué no a ti que eres más divertido?". Sobra decir que esa fiesta fue inolvidable para Andrés. Por primera vez besaba a dos mujeres en una fiesta. Es más, por primera vez besaba a dos hermanas. Prácticamente al tiempo. Aunque no pasó nada más, él llegó a su casa con una sonrisa digna del Guasón.

Los tres siguieron hablando como si nada, con total confianza. Para él era extrañísimo ser "compartido" por ambas y que ninguna le viera problema. Él feliz. Luego de un tiempo Karina le dijo "tenemos que hablar". Ouch, me van a terminar, se dijo él, y se pusieron cita en un café. "Hola Kari, ¿qué pasó? me dejaste preocupado" -"Andresito, Kathe y yo estuvimos hablando y hemos decidido que no podemos seguir así". Sagrado Rostro, hasta aquí me trajo el río. "Kathe está empezando a sentir cosas por ti y ya no le parece divertido que tú y yo salgamos. Como yo no he empezado a sentir nada por ti, prefiero que dejemos así. Sal con ella nada más". Es la primera vez que me medio terminan, pensó él, pero estuvo de acuerdo. "Está bien. Es mejor no jugar con fuego", aunque hacía rato se habían quemado.

Él siguió saliendo con Katherine por un tiempo. El problema es que para él eso empezó como un juego, naturalmente, y no tenía mayores sentimientos por ninguna de las dos. Katherine estaba empezando a involucrarse sentimentalmente más de la cuenta. La cosa no iba muy bien. Él no se sentía comprometido con ella. Incluso pensaba más en Karina ahora que no la tenía. La bendita ley de la vida de desear más lo que no se tiene. Igual, todo terminó cuando sus doblemente suegros decidieron radicarse en otro país.

Andrés nunca me quiso decir a dónde se fueron. Pero cuando se emborracha dice llorando "epa chamo, me quedé sin la hallaca y sin el cocosette".

1 comment:

  1. esta muy padre esta historia, y si, uno desea mas lo que no tiene:)

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